viernes, 10 de abril de 2009

Una de romanos

LLevo dos días de romanos que es de preocupar. Estoy acabando con toda mi provisión de clinex. Además, como estoy bastante sola, me puedo permitir llantinas espectaculares sin pensar en el qué dirán. Ayer por la mañana me metí entre pecho y espalda Quo Vadis casi sin pestañear, una de mis pelis favoritas. Ese Marco Vinicio enamorado de una esclava cristiana, Ligia. Primero en plan te voy a conseguir por las buenas o por las malas y después rendido a la belleza (espectacular Deborah Kerr) y a la dulzura de ella. Nerón malo malísimo, cantando de pena e incendiando Roma con gesto de porque yo lo valgo. Petronio embobado hasta las trancas de una esclava hispana (qué tendrán las hispanas, qué tendrán) que opta por morir a su lado cuando él decide quitarse la vida antes de que el emperador le haga filetes para los leones del circo. El apostol Pedro cristianizando romanos, tan bueno y tan de blanco que parece un tierno osete. Y esa escena final en el circo, con Ligia atada a una columna mientras Ursus, su protector, se bate con un toro a pelo, sin capa, ni estoque ni nada hasta que acaba con él, escena contemplada por un Marco prisionero que sufre y sufre como nadie. Qué bonito todo, qué emocionante.

Ayer por la noche ponían Gladiator. Y conociéndome ya se sabe: que ni me miren, ni me hablen, ni me respiren fuerte, que me distraen. Hasta mi hijo me llamó un rato antes de que empezase, desde casa de sus tíos, para que no le gruñese demasiado. Y es que me da igual las veces que la vea, me vuelve loca. Ya se que en este punto habrá quien diga que lo que me sulibeya especialmente es Russell Crowe con falda y pegando mamporros, que también. Pero es que la peli es redonda de principio a fín. Desde la batalla contra los germanos hasta las escenas en el circo. La guerra, el amor, la venganza, las traiciones, la política, los personajes, el plantel de actores.... Todo convierte a esta peli en uno de mis referentes. Vale, los biceps de Russell son un aliciente añadido, pero eso ya forma parte de otros asuntos mucho más mundanos que no vienen al caso. Y a pesar de las veinte veces que la he visto (me se diálogos enteros de memoria) siempre termino como una magdalena al final. Que se me caen unos lagrimones.... Pero lo que disfruto. Eso no me lo quita nadie.

Y esta mañana, para terminar, de momento, me he sometido a un tratamiento de choque con Ben Hur. Aunque la he ido viendo a trozos (desde las once de la mañana hasta las tres de la tarde da tiempo a muchas cosas: ducharme, hacer la comida, secarme el pelo, recoger...) me lo he vuelto a pasar pipa. Los malos muy malos. Los bueno muy buenos y lo que es más importante, con una suerte estupenda. Las mujeres todas divinas, maravillosas, buenísimas y prestas a ser salvadas y cuidadas. Los hombres en el summun del héroe que sufre pero que acaba por conseguir lo que quiere. Vamos, que yo veo un escenario romano en la tele y me abducen. Embobadita que quedo.

Mi amiga Pilar decía que si no terminaba llorando en una peli era como si no la hubiese visto. Hace años que no la veo, pero seguro que no ha cambiado de opinión. Ni yo tampoco, porque éramos tal para cual. Además hace frío, llueve y no tengo otros planes a la vista, asi que mañana repondré mi stock de pañuelos de papel y miraré la programación. Seguro que encuentro algo digno de mención. Eso sí, se me están quedando los ojos de un limpito y de un verde espectacular. No hay mal que por bien no venga. Dicen.

1 comentario:

  1. Menos mal que has colocado ese algodoncito verbal en forma de Ya se que en este punto habrá quien diga que lo que me sulibeya especialente es Russell Crowe, porque ya estaba cogiendo carrerilla. A mi la pelicula no es que me entusiasme, pero la escena de "Me llamo Maximo Decimo Meridio, comandante de los ejercitos del norte..." está entre mis favoritos del Youtube. "...Y alcanzaré mi venganza en esta vida o en la otra". Un besote lluvioso desde Xegunde.

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