miércoles, 5 de agosto de 2009

Qué final tan hermoso....

Sigo embarcada en mis largos y nocturnos paseos por el youtube, buscando musicas y escenas que me llenen las neuronas de alegría y de algo de tranquilidad. El lunes, gracias a mi bienamado CSI, recordé una maravillosa canción de la ELO, Mister Blue Sky, que me bajé rapidamente con el Vixi, el programilla ese que me ha cargado Mariví para traerte música directamente del Youtube. Bueno, esa canción y varias más, porque empecé a escuchar detrás de mi cerebro aquel doble vinilo con grandes éxitos de este grupo que le regalamos a Mila hace como mil años. Cuando estas cosas ocurren, hay que hacer caso al eco cerebral y hacerte con ellas, que luego la memoria es muy traicionera.

Con las escenas de las pelis, ahora voy un poco a piñón fijo. Las busco divertidas, emocionantes y especialmente sentimentales. Quién me lo iba a decir a mí, que me ponen un Depredador y me ciego. Aunque ayer me metí entre pecho y espalda "El tren de las 3:10" de mi siempre idolatrado (aunque se lave poco) Russell Crowe, con muchos tiros, muertitos y Russell haciendo de malo maloso asesino. Para escapar un poco, a ver si espabilo, porque estoy tan abajo ya que me va a costar un triunfo salir del hoyo. Como una inspiración recordé una de mis películas favoritas de todos los tiempos: "Mucho ruido y pocas nueces", del estupendo señor Kenneth Brannagh, una adaptación al cine de una obra corta de Shakespeare (que se lee Chopenjauer). Es una maravilla. Si no la habeis visto nunca, os la recomiendo. Desde la prodigiosa escena inicial hasta el último minuto es una delicia para los ojos. Y es toda ella, realmente, una historia de amor o más bien varias entrelazadas, con hermosos caballeros vestidos de época y lindas damas de vestidos blancos en el paisaje sin igual de Messina. Denzel Whasington, el propio Brannagh, Emma Thompson, Robert Sean Leonard, Michael Keaton y Keanu Reeves la protagonizan.

La escena final, que por fín conseguí para mi propio regocijo y la alegría inmensa del fabricante de pañuelos Clinnex, es una de los más bonitas, sentidos, alegres y luminosas que pueda recordar. Yo me hincho a llorar siempre, claro, y más ahora con la que está cayendo. Por favor, fíjaos bien y escuchad la música, disfrutadla, dejaos transportar. Durante tres minutos es una inyección de felicidad.

1 comentario:

  1. Sí, sí, una inyección de felicidad... o dos anfetas por via oral. Estos van todos dopaos, te lo digo yo, si parecen teletubbies, tanta risa y tanto baile no salen solos :)

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